La JukeBox del Pub

jueves, 13 de noviembre de 2008

Mal Despertar: Amar en sueños (VI)

-Vaya, vaya. Así que la señorita esta "alegre" y ha vuelto a mojar sus pantalones. Es usted una indecente, Sandra.

-Hmmmm!!

-¿Cómo dice? Ah! que es por que sabía que iba a venir a verla esta mañana su psiquiatra. Claro! Bien, ya conoce el procedimiento, yo le suelto la mordaza y aquí mi compañero usará el pulverizador de pimienta si me intenta morder. ¿Va a portarse bien, Sandra?

El hombre agarra a la paciente por el pelo y le tensa el cuello, para poder sacarle con la otra mano la correa que sujeta la mordaza.

Al sentir su boca libre, Elsa apenas puede hablar:

-No me llamó Sandra. ¿Quién es usted y que hago aquí?¿A que viene todo esto?

-Pschh! Otra vez sueña con ser otra. Mire, señorita es mejor para usted que no siga por ahí, la última vez la inmovilizamos entre tres y se ganó dos semanas en esta celda acolchada. Ahora solo han sido tres días por escupirme al darle la comida. ¿Quiere que sean tres meses? Eh, Johnny, aquí la colega sigue con su versión de los hechos, y no te lo pierdas, encima ha estado "pensado" con el doctor Rialta. Si no me crees mírale ahí, todavía hay una mancha que la delata. Ja, ja.

Elsa mira hacía su entrepierna, y para su vergüenza, el celador tiene razón en lo de la mancha. Pero no sabe como ha podido suceder. Vagamente recuerda haber sentido un gran placer justo en el momento de acostarse en su cama... Su cama! En su mente aparecen los últimos recuerdos: Su plan para echar a Lexia del trabajo, la cena familiar con sus padres, el irse a dormir con la esperanza de tener otra vez esos sueños eróticos para poder descubrir quién es su amante fantasma, todo aquello le vino como una tromba de agua. Pero al despertar se encontró encerrada en esta celda para lunáticos. ¿Que había sucedido?

-Disculpe, señor. Esto es un error mi nombre es Elsa, y no soy esa tal Sandra. Mi padre es un eminente ingeniero que ahora mismo debe estar buscándome. Dígame que lugar es este y por que llevo una camisa de fuerza. Espero que me suelten ya, o mi familia les arruinará la vida!

-Uy! que miedo! Johnny cuanto crees que durará esta vez la tontería?

El tal Johnny coge a la muchacha por los hombros, mientras que el otro hombre la toma por los tobillos. Finalmente la obligan a sentarse en una silla de ruedas fuera de la habitación.

-No se. Pero cuando empiece con el rollo del viaje al pasado, prefiero comprarme palomitas para disfrutar del espectáculo. Ja, Ja, ja.

-Si. Je, je. Esa parte es genial! Anda vamos, que tu viaje por el tiempo ha empezado: Tu futuro es ver al Doctor Rialta. Tu querido doctor Rialta. Je, je.

A lo largo de su trayecto por el pasillo del centro, Elsa piensa en los comentarios de los celadores: ¿Realmente ha creído ser otra persona?¿ Es Elsa o Sandra?¿Cómo es posible que no recuerde nada de su "anterior" vida como Sandra si es verdadero lo que le esta diciendo?

Su mente repasa una y otra vez sus recuerdos, pero en ningún momento aparece nada que no pertenezca a la vida de Elsa. Ni rastro de la existencia de la tal Sandra.

Después de subir seis pisos con el ascensor, sus guardianes de blanco la conducen por un estracho pasillo hasta llegar a una puerta con un rotulo:

Dr. Alfredo Rialta. Psiquiatría.

Johnny llama a la puerta, que se abre desde dentro. El doctor le resulta vagamente familiar, aunque por su aspecto era el esterotipo de psiquiatra :

-Doctor! Estos hombres me llaman Sandra e insisten en que estoy locamente enamorada de usted!Hable con mi padre, por favor!

El celador mayor la agarra del pelo y tira hacía atrás de la cabeza de Elsa:

-Quiere hacer el favor de no seguir con esta chorrada! Discúlpela, doctor! Hoy ha manchado su habitación otra vez y para distendir la situación hemos hecho una pequeña broma.

-Hector! Haga el favor de soltar a la señorita inmediatamente! Le he advertido muchas veces sobre sus brutales maneras con respecto a nuestros pacientes y la falta de respeto para con mi persona! Sepa que voy ha hablar con el director de su comportamiento! Esta es la última vez que le veo trabajando aquí. Lárguese! Y usted Juan, acompañe a nuestra huésped hasta la camilla y quítele la camisa.

-Pero Doctor, sabe que es muy violenta y...

-Quiere acompañar a su colega en la cola del paro? Haga lo que le digo, YA!

La cara del celador palidece. Jamás había visto al doctor con esa furia. Todo lo contrario, el personal del centro le habían apodado como San Rialta de Calcuta, por su obsesión de tratar a los pacientes como personas en sus cabales y no como peligros potenciales con patas.

Finalmente, Elsa reposa en una camilla sin la opresiva camisa de fuerza. Solo lleva un pijama de hombre azul cielo.

El doctor despide al celador y cierra la puerta.

Cuando esta para sentarse en la silla del despacho, Elsa se levanta y se dirige hacía él con los brazos abiertos:

-Porque estoy aqui? Quién me ha encerrado? Que es eso de que soy Sandra?

-Señorita, veo que usted sigue con su idea. Es una lástima, por que en la última sesión habíamos progresado mucho: Negamos la historia de Elsa, negamos que hubiera viajado en el tiempo, Aceptó que fueron sus padres quién la mandaron aqui. En fin, volveremos a ello. Aunque sinceramente, yo no soy Sísifo. Le doy dos sesiones más y luego la mandaré definitivamente a un centro para gente con su enfermedad más estricto que el nuestro.

Elsa siente nauseas. Esta mareada. No es posible.

-Pero entonces... ¿Me llamo Sandra?

-Eso dice su partida de nacimiento, sus efectos personales, su familía.

-¿Mi familia?

-Pues claro, su familia que se preocupa por su bienestar: Su madre, su padre, su hermana. Incluso su prometido que hoy ha venido de visita.

-¿Mi... mi prometido? ¿Pero, acaso voy a casarme?

-Si. Su prometido, quién hoy se encuentra aquí para verla después de tantos días sin poder visitarla debido a sus ataques de violencia. Si me promete que no usará la fuerza como en otras ocasiones, él entrará y podrán hablar libremente. ¿Se portará bien?
La muchacha afirma en silencio con la cabeza y se sienta en la silla que le ofrece el doctor.
-Ahora lo llamo.

El doctor usa su interfono para avisar a su secretaria que contesta secamente al recibir la orden de dejar pasar la visita de su paciente. Elsa no sabe como reaccionar.

-"Prometido. Estoy prometida, y ni tan siquiera recuerdo nada de como nos conocimos ni de mi vida en común".

Cuando la puerta se abre, Elsa no puede creer lo que sus ojos ven:
-Hola, cariño. Estas estupenda con ese pijama.
Su prometido es nada más y nada menos que Eric.
Continuará...



3 comentarios:

Susana dijo...

ufffffff algunas veces esos continuará tuyos me ponen de los nervios, ains ains no es justo quero leer más

Anónimo dijo...

Ánimo, querida. Quedan pocos capitulos... o no ;-D Besos a todos.BJ

Unknown dijo...

animoquerida,bla bla bla animoquerida...te voy a dar un capon jajaja q lo sepas